viernes, 13 de noviembre de 2009

Capítulo 5: ¿Primera señal?

Ya van tres días después de aquella vez, desperté muy feliz porque era mi primer cumpleaños con un novio tan lindo como lo era el. Realmente enamorada y emocionada porque se lo presentaría a mi familia… Lo iban a integrar a la familia, pero es que eso me preocupaba, lo integran muy rápido. Hoy me levante “temprano” o sea, 10 de la mañana, porque tengo que ordenar mi casa ya que a la noche hay visita. No hay problema, voy a empezar a limpiar el comedor. Puse mi radio favorita, de baladas obvio, tome un escobillón y comencé a barrer la basura. Limpiar no es tan feo cuando hay música de fondo. Quedé agotada, pero todo quedó reluciente. Habré tardado unas cuatro horas para limpiar todo, mi mamá quiso ayudarme pero no la dejé, suficiente que haya preparado la comida. Mientras yo limpiaba mi mamá y mi papá se fueron a la casa de mi hermana, porque yo no dejaba que me ayudaran. Terminé a eso de las dos y media de la tarde, me preparé algo fácil y rápido para comer. Almorcé. Y como sentía que algo faltaba, fui a buscar flores en mi barrio para poner un florero.
Iba caminando por mi barrio y había una planta con flores tan bonitas, no eran de ninguna casa. Y aunque lo fueran, creo que unas pocas flores menos, no les harían ningún daño. Volví a mi casa, puse las flores en agua. Y tocaron el timbre. ¿Ya había llegado alguien?
-¿Quién es?- pregunté desde el sillón.
-¿Estaría Elizabeth Montenegro?- contestó alguien desde afuera.
- Si, soy yo.- dije al abrir la puerta, quedé impresionada-
-Le mandaron estas flores…- me dijo entregándome un hermoso ramo de rosas blancas.
-Gracias, tengo unos dos pesos de propina, disculpe es que no tengo nada mas encima…- le dije al repartidor sacando un billete arrugado de mi bolsillo.
-Está bien, no se haga problema. Gracias a usted- dijo al dar media vuelta e irse.
Cerré la puerta e intrigada leí la tarjeta que venía con las flores, esta decía:
“Bueno novia, espero que te guste uno de mis regalos… Feliz cumpleaños, Muy feliz cumpleaños, sabes que te amo y esperáme hoy porque voy a ir eh. Que la pases muy bien y se cumplan todos tus deseos…” Aarón.
Hay me morí. Esto sí que no me lo esperaba. La gente cuando pasa tiempo se vuelve mas romántica… eso no lo sabía. Busqué otro florero y puse esas flores en agua. No podía creer todavía que esto me estaba pasando a mí.
Veía todo tan aburrido que tomé algo de mi dinero y fui a comprar algo para decorar. Fui caminando por el supermercado, mirando, globos, guirnaldas, etc. Sólo tome un paquete de globos de muchos colores y algunas golosinas para mis sobrinos.
Llegué a mi casa, coloqué casi todos los globos del paquete. Me fui a bañar y a cambiar. Entre todo ya eran las cinco. En cualquier momento llegaba alguien.
Mis papás y mi hermana fueron los primeros. Porque tenían que empezar a cocinar la comida para la noche. Al ver el regalo de Aarón, rieron y dijeron que era un chico muy adorable. Si que lo era… No podía evitar estar nerviosa, así que me puse a escuchar la radio… para distraerme. El tiempo pasaba rápido, lo que me ponía más nerviosa. Cada vez que el timbre sonaba mi corazón se agitaba. Llegó casi toda la familia… que también estaban ansiosos por conocerlo.
Al fin llegó, esta vez abrí yo. No puede ser que siempre esté tan bonito, ahora tenía una camisa oscura y un jean. Me saludó con un beso y entró. Saludó a todos los de mi familia. Los cuáles lo cargaban un poco, pero él no se hacía problema y sonreía. Mi papá aún no lo terminaba de aceptar, pero como pasó con todos mis cuñados, el tiempo lo iba a hacer aceptarlo, por las buenas o por las malas. Yo estaba hablando con mis hermanas, las que me decían que era un chico lindo y dulce. Por suerte a todos les cayó bien. Y como no les va a caer bien si es un chico re comprador, te sonríe y ya te compró. Él se acercó a mí: - Tu familia es muy agradable…-
-Seguí pensando así- le dije sonriendo.
-¡Feliz cumpleaños novia!- me dijo al abrazarme.
-Gracias novio… y gracias por el ramo de rosas…- le dije dándole un beso.
En ese instante sonó el timbre. Era Van que había llegado con Lucía, otra gran amiga de la infancia. Aarón dio media vuelta y fue a hablar con mis cuñados.
-¡Hola Liz! ¡Feliz cumple!- dijo Van abrazándome y saltando.- Estamos re viejas eh.
-Eli feliz cumpleaños. Espero que te guste mi regalo- me dijo Luci dándome una bolsa y abrazándome.
- Che… ¿y Aarón?- me dijo Van- ¿Ya llegó?
-¡Si eso! Me tenés que contar todo.- decía Lucía intrigadísima.
-Si, estábamos hablando acá pero quiso dejarme con mis amigas…- le dije confundida.- Creo que no quiere ser una molestia para mi, piensa que me aleja de ustedes. Ya se re integró a la familia y pasó media hora desde que llegó.
-Si re integrado el flaco.
-Si es rarísimo, pero no importa, vamos a disfrutar de la fiesta.-decía Luci.
-Vamos al patio con el…- estaba muy nerviosa por lo que hable con mi familia.
-Liz no lo van a asesinar tus cuñados… dejálo que se integre tranquilo.
-Si ya se, bueno entonces, vamos a cortar tomates, a ponerlos en platos, a lavar lechuga y cortar pan por la mitad para los sanguchitos. Porque ya va a salir la carne para los sanguches.- le dije yéndome para la cocina.
-Bueno dale que te ayudo.- dijo viniendo detrás de mi Vanessa y detrás de ella, Lu.
Comencé a cortar los tomates yo, Lucía y Van lavaban las verduras y cortaban pan. De tantos pensamientos rondando por mi cabeza, o sea pensar en él, dejé resbalar el cuchillo por mi mano y me hice un pequeño corte en el dedo angular, no era profundo ni grabe, pero ardía…
- Lizzie… ¿Estás bien?- dijo Van sacándome el cuchillo de la mano y tomando los tomates- mejor los corto yo.
- Si Eli anda a buscarte una curita o algo…- dijo Lucía con preocupación.
No entendía porque tanto alboroto, no era un corte grabe, pero en fin, camine y busqué en el living una curita. La coloqué alrededor de mi dedo y listo, problema solucionado.
Pero cuando regresé a la cocina, me encontré con otro problema. Todos los que estaban en el patio ahora se encontraban en la cocina mirando con intriga hacia fuera. Aarón se encontraba en la puerta, del lado de afuera mirando hacia el cielo.
- ¿Por qué entraron todos?- pregunte exasperada- ¿Pasó algo?
- No, es que parece que va a venir una tormenta…- dijo él al abrazarme pero sin dejar de mirar hacia arriba.
- Lo que pasa es que se nubló rápidamente, fue muy raro- acotó mi papá.
- Me pareció, a la tarde estaba completamente despejado el cielo…-estaba muy intrigada ahora yo también.
Aarón me dejó de abrazar y comenzó a hablar con mis cuñados. Yo di un paso hacia fuera y miré el cielo. Cayó en mi nariz la primera gota, luego de ésta, empezó a llover muy fuerte e intensamente. Corrí y me coloqué junto a él, quien dulcemente, me tomó de la mano. En ese mismo instante, un terrible rayo, salió del medio del cielo y se escuchó un fuerte estruendo. Fue tan fuerte, parecía que había caído en la casa de al lado. Pero fue solo un susto. Mi papá estaba totalmente confundido, no dejaba de repetir que era un acontecimiento tan extraño, porque el tiene setenta años y nunca en toda su vida vio caer con tal intensidad un rayo, sin que antes apareciera algún relámpago o trueno. Como teníamos parrilla techada, mi papá se quedó allí cuidando la carne que se estaba cocinando.
Aarón al ver que me sobresalté al escuchar el rayo y que le solté la mano, me abrazó muy fuerte y trató de tranquilizarme, diciendo que la tenía que pasar bien porque era mi cumpleaños y otras cosas. Pero yo no estaba asustada, desde pequeña que las tormentas no me asustan, así que le agradecí el abrazo y me fui a poner algunos platos en la mesa.
Luego de un rato cuando estaba servida la comida en la mesa, ya nos acostumbramos al ruido de la lluvia. Se diría que era hasta relajante. Nos sentamos todos en la mesa, antes de comenzar a comer, mi hermana se paró de su asiento y levantó su copa:
- ¡Hagamos un brindis por el nuevo miembro de la familia!- Al decir esto, todos levantamos las copas, pero cuando íbamos a chocarlas unas con otras, la luz comenzó a titilar, una o dos veces. Nadie le dio importancia y luego de brindar, comenzamos a comer. A mi familia le cayó muy bien él por suerte, y aun más cuando dijo que esta comida no se comparaba a la de los restaurantes, porque con una familia así uno se sentía mucho más cómodo (Era una persona muy compradora)...
Luego de comer, me trajeron una torta muy linda, decorada por mis sobrinitos. Pedí mis tres deseos, los cuales no puedo decir porque sino no se van a cumplir. Después despedí a todos, Aarón fue el último en irse. Cuando se fue seguía lloviendo, mas despacio, pero me daba miedo verlo alejarse en el auto, con la lluvia presente. Le ofrecí de que se quede a dormir en el sillón de mi casa, o que se quede hasta que cese de llover, pero se negó. Creo que temía de lo que podría pensar mi familia acerca de eso. Sólo se fue y yo me acosté a dormir con las manos en el corazón, del miedo que me daba que le pasara algo.
Pero después de una hora de intentar dormir y no poder, me tranquilicé al recibir un mensaje de él que me decía que ya había llegado. Cerré los ojos y dormí.

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