Capítulo 4: Las estrellas comienzan a brillar.Nosotras prácticamente volamos a mi cuarto. Comencé a sacar mi ropa del ropero para poder elegir mejor.
- Yo te separo los vestidos mas lindos, vos te los probas y así elegimos el mejor. ¿Esta bien?- dijo Vanessa emocionada.
-¡Está bien sargento!- contesté entre risas.
Me interné en el baño para bañarme mientras Van estaba en mi habitación rescatando de mi ropa algún vestido apropiado para esta ocasión.
Me bañé. Terminé de enjuagar mi pelo, lo envolví en una toalla y salí del baño con un camisón.
-Liz ahí te dejé sobre la cama el vestido que pienso que tenés que elegir. ¡Me encanta! – Gritaba Van desde el comedor.- Yo estoy tomando mate con tus papás y mirando la tele, vestite tranquila.
-Bueno está bien Van, ahora me fijo- le contesté dirigiéndome a mi cuarto.
Sobre la cama había un vestido que casi ni recordaba. Era tan hermoso. Lo tomé en mis manos y sentí la tela. Negro, con detalles bordados en gris, era tan fino. Un diseño tan único, amaba ese vestido. Me lo había regalado mi hermana Daniele, que me lo trajo desde India. “Cuando lo vi, me dije que era perfecto para vos, parecía que estaba hecho especialmente para mi hermanita mas chiquita”, me dijo al regalármelo. Recordé que siempre buscaba la perfecta ocasión para usarlo, pero nunca apareció hasta hoy.
Al vestirme, se sentía tan suave, era lo mejor que podía haber usado. Busqué en mi cajita de bijouteríe una cadenita, aritos y alguna pulsera que convine. No muy cargado, algo simple, para que concuerde con mi personalidad, ya que soy una persona simple. Para usar en los pies elegí unos zapatos acharolados con un taco no muy alto. Quería sentirme cómoda.
Fui hacia el cuarto de mis padres para mirarme en el espejo de cuerpo entero. Cepillé mi cabello y observé. Creo que la sonrisa en mi cara hacía que la ropa y los accesorios quedaran mejor. Me veía hermosa, no podía creerlo. Salí ansiosa para escuchar la opinión de Van y de mis padres. Al salir automáticamente me encontré con mi papá.
-Woo, ¿a dónde vas?- dijo sorprendido.
-Un viejo amigo de la secundaria me invitó a cenar y ahora me va a pasar a buscar.
-No creo que sea muy viejo- dijo sonriendo.- Estas hermosa hija.
-Gracias, te quiero mucho.- le dije emocionada.
-Y yo a vos.
Seguí caminando hacia el comedor. Esperaba escuchar las palabras que saldrían de ellas al verme. Pero se quedaron mudas de la impresión. Caminé hasta allí y gire, caminaba y giraba.
-¿Estoy bien?- dije obviamente sin quitar la sonrisa.
- Hay estás hermosa hijita.- dijo mi mamá al venir corriendo a abrazarme.
-Liz pará un poco que lo vas a matar.-
Todas reímos. Pero aún me faltaba una cosa. Maquillaje. Vanessa como siempre, se dio cuenta.
- ¿Te puedo maquillar yo?-
-Si claro, mis pinturas están en mi mochila.
Ella las tomó y comenzó a maquillarme. Hay que ansiosa que estaba, yo no dejaba de preguntar que hora era. Nerviosa, faltaban quince minutos, podía llegar en cualquier momento.
-Listo, fíjate si te gusta.- me acercó un espejo.
-¿Esa soy yo?- le dije emocionada- Gracias Van, te adoro, sos una amiga tan única.
Nos abrazamos y luego nos quedamos todos en el comedor, no sé quien era la más ansiosa allí. Mi papá también estaba sentado en la mesa. Seguro que se preguntaba quien era este viejo amigo mío.
Suena el timbre. Todos en la mesa nos miramos. Mi papá me ganó en rapidez y al respirar hondo, abrió la puerta. Ahí estaba él, mi corazón casi sale volando de mi pecho. Estaba increíblemente hermoso, una camisa a cuadrillé de color marrón, su pelo perfecto, como siempre lo fue, su sonrisa tan tierna… y esa mirada que me mataba. Creo que al verlo, mi papá sintió alivio, parecía bastante presentable, no sé que esperaba encontrar. Aarón saludó a mi papá con la mano, a mi mamá y a mí con un beso en la mejilla. Van estaba escondida en el comedor. En la puerta de mi casa había un auto que tenía buen aspecto y no parecía tan nuevo.
-No se preocupen que tengo cuidado al manejar mi auto- les dijo él nervioso.
-Mejor así- le contestó mi papá algo preocupado.
-Bueno, ¿Vamos?- dijo él. Todas las miradas se centraron en mí.
- Está bien vamos.- saludé a mis papás. Busqué una escusa para ir a saludar a Van- Huy olvidé algo en el comedor-.
Salí corriendo, la abracé y le agradecí todo. Y volví con los demás:
- Listo, estaba… la radio prendida.-
Finalmente salimos, nos sentamos en el auto y arrancamos.
- Estás muy bonita- dijo él pero sin mirarme- Es una hermosa noche de primavera para salir a cenar. ¿No?
-Gracias por invitarme. Sí es una noche hermosa, las estrellas parece que brillaran más que nunca.- dije mirando por la ventanilla hacia el cielo.- No hay ni una nube en el cielo.
- Viste, yo se lo pedí a las estrellas. Ellas me hicieron caso- me dijo sonriendo.- Y la temperatura del ambiente está perfecto, porque no hace ni frío ni calor, es una noche tan linda hoy.
- La primera noche de la primavera.- estaba muy nerviosa- ¿A dónde vamos?
- Confía en mí. La cafetería que yo te recomendé, ¿No tenía el mejor café?- dijo agrandándose.
-Sí, yo confío en vos- le dije sonrojada. Y lo miré- Vos también estás muy bonito hoy.
Él sonrió como avergonzándose.
-Entonces, somos una pareja muy bonita.- dijo mirando al frente.
Yo comencé a reír y le di un beso en la mejilla.
-Concéntrate en el tránsito, dijiste que eras muy cuidadoso al manejar, ya vas a tener tiempo durante la cena para mandar halagos.
-Buenísimo- dijo riendo.
-No puedo creer que no cambiaste en nada, seguís siendo igual a ese chico que me enamoró en la secundaria.-dije al mirar por la ventanilla.
- ¿Lo tomo como un elogio o una crítica?- me miró.
- Como vos prefieras- reí.
- Entonces es un elogio- Fue deteniendo lentamente el auto. –Llegamos, acá es.-
-Woo…- miré por la ventanilla del auto, y me impresioné, era un lugar hermoso, iluminado y muy elegante- pero este lugar es muy, demasiado caro…
- No importa, te lo debo por hacerte esperar dos años.- dijo bajándose del coche.
-Pero, no hacía falta, lo decía en forma de broma…- no quería abusar de su cordialidad al invitarme- no tenés que pagar mi cena, dejáme pagarla a mi…
- No voy a dejar que mi acompañante pague, no es de caballero…- me abrió la puerta del auto y me dio su mano para ayudarme a salir - ¿no venís?
-¿Con vos? A donde sea…- le di mi mano y salí del auto- Es un lugar hermoso.
-Yo conozco los mejores lugares de Buenos Aires. Si vos querés te llevo a conocerlos todos.-
- Pero quedarías en bancarrota si siempre pagas vos.- lo tomé del brazo y sonreí.
Caminamos juntos hasta entrar en el Restaurante. Al entrar, parecía un sueño, un sueño que era tan increíble que ni siquiera se me habría ocurrido soñarlo. Era una amplia sala, con las paredes de color madera, pero cubiertas con telas color crema; mesas tan finamente decoradas, manteles color blanco; sobre todo colgaba una hermosa araña de cristal; y finalmente un gran ventanal que mostraba un jardín bellísimo con una fuente enorme y hermosa.
Un mozo nos escoltó hacia nuestra mesa, él había reservado una mesa para dos personas junto a ese hermoso ventanal. Llegamos a la mesa y nos sentamos, uno en frente del otro.
-Es un lugar de ensueño- dije sorprendida- sos un experto recomendando lugares.
- Viste, es un lugar único. En ocasiones muy importantes solo vengo a comer acá, esta es una.
Yo solo sonreí y continué observando los detalles del lugar. Vino el mismo mozo que nos escoltó a la mesa, para traernos el menú. No quería pedirme algo muy caro, solo pedí unos ravioles con salsa blanca y él spaghetti con tuco.
-¿Y por qué esta es una ocasión tan especial?- estaba verdaderamente intrigada.
- Mmm... aún no lo vas a saber… tené paciencia- decía sonriendo. Odio cuando la gente me quiere intrigar y que encima lo logra.- Cuando pidamos el postre te lo cuento.
- Bueno… está bien.- tenía algo de bronca, no lo niego.
- ¿Cómo anda Vanessa? A ella tampoco la veo hace tiempo- el la conocía porque era amigo de su hermano.
- Van, anda bien, sigue siendo petiza pero creció unos 5 cm más que en la secundaria… está muy feliz por eso- sonreí.
- Debe estar altísima…- dijo burlándose
- Es verdad que cambiaste, antes no soltabas un “Yo también te quiero”, y ahora decís cosas tan…- no sabía como seguir.
- ¿Tan?-
- Tan dulces…- estaba impresionada, quería que lo sepa- No conocía ese lado tuyo.
-¿Pero te gusta ese lado mío?- dijo algo tímido.
- Si, a veces odiaba que seas tan frío en la secundaria.-
- Ah… ¿Me odiabas?- dijo preocupado.
-No te hagas el bobo, sabes que no podría odiarte.-
-Mejor así…- dijo riendo.
En eso, llegó el mozo con nuestros pedidos, la comida tenía un aroma tan delicioso… probé algo de mi plato… nunca había comido algo tan maravilloso, era muy rico…
- Woo, esta espectacular…- alcancé a decir antes de seguir comiendo- dejemos las charlas incómodas para después…
- Dale- dijo antes de comenzar a comer.
Nos terminamos todo el plato sin soltar ni una palabra. Esa comida era la mejor que había probado, que estuviera el allí cerca… ¿habrá tenido que ver?
Nos retiraron los platos. Y nos dieron el menú para pedir los postres. Tomé un sorbo de mi jugo de naranja y dije.- Ahora que vamos a pedir los postres, me vas a decir, ¿Por qué es una ocasión tan especial?-
-Bueno esta bien…-se levanta, lentamente, y se agacha junto a mí, mirándome a los ojos- Lizzie… ¿Querrías ser mi novia?...
El tiempo se frenó en ese instante. ¿Habré delirado? ¿Estaba conciente? Respiré hondo.
- ¿Escuché bien?... Pero si casi ni hablamos…- estaba muy nerviosa y feliz…
-Entonces ¿no?-dijo bajando la mirada…
- Si… claro que quiero ser tu novia…-
El sonrió, se acercaba lentamente hacia mí. Cerré los ojos, estaba relajada y demasiado feliz por lo que me había dicho. Rozó mis labios y me besó. Creí que hace dos años iba a ser la última vez que sintiera la felicidad que me causaba sentir su respiración tan cerca. Era para mí, mas que un simple beso, porque para mí el era mas que un muchacho común. Juraría que sentía los latidos de su corazón, y que coincidían con los latidos del mío. Ahora sí, no lo perdería de nuevo, nunca más. Luego de ese instante mágico, él colocó una mano en mi rostro y me dijo “Gracias”… un sorpresivo e impresionante “Te amo”. Y luego se fue a sentar.
- Era lo que menos me esperaba…- alcancé a decirle sonriendo.- Y yo también te amo… mejor dicho te sigo amando.
Pedimos el postre, ambos pedimos flan con crema. El cuál también estaba delicioso. Él pagó todo y luego nos sentamos en el auto.
- Aarón, una pregunta que tengo hace muchos años…- le dije mirando hacia un punto fijo en la nada.
- Novia si, pregúntame lo que quieras novia.- dijo riendo.
- ¿Desde hace cuanto sentís algo por mi?
- No sé, creo que desde siempre, pero como nunca me había interesado nadie. No estaba seguro de si era realmente que estaba “enamorado”.
-¿Y por qué ahora si estas seguro?
Él me giró suavemente cara para que lo mire a los ojos- Estuve dudando cuando me hiciste tanta falta estos dos años, pero cuando me choqué con vos, y te miré a los ojos, sentí algo que me hizo estar completamente seguro…-
Me dio otro suave beso y luego arrancó el auto para llevarme hasta mi casa. Hablamos de muchas cosas, las familias de cada uno, los estudios y el trabajo. En fin, llegamos a mi casa, le ofrecí si quería bajar y tomar algunos mates, pero me dijo que estaba cansado y que a la mañana tenía que ir a estudiar. Nos despedimos con otro “suave” beso, aunque cada beso nuevo era cada vez menos suave…
Lo saludé desde la puerta de mi casa y lo vi alejarse con el auto. Era la una de la madrugada, estaba casi segura que Vanessa estaría completamente dormida pero al entrar me encontré con un interrogatorio de su parte y con un termo lleno de agua para sebar mates.
- ¿Cómo te fue Liz? ¿De qué hablaron?- estaba extasiada.
- Me fue mejor de lo que esperaba, el lugar era hermoso, hablamos un poco de todo, hasta me preguntó por vos- le dije esperando el momento para contarle la pequeña gran noticia…
- ¿Pero pasó algo?- Van se empezaba a desilusionar, y tuve piedad…
- No pasó casi nada… excepto por que… nos pusimos de novios…- le dije largándome a reír a carcajadas.
- ¡No lo puedo creer!- ella pegó un grito tan fuerte que me sorprendió que no aparecieran los vecinos en la puerta para decirnos que dejemos de hacer ruido…- ¡La Liz está de novia! ¡Que bueno!
- Si, es tan lindo y tan dulce. Ya no es mas frío como en la secundaria- le contaba eufórica- Van perdón por rechazar los mates, pero tengo muchísimo sueño, muchas emociones por hoy- le dije entre bostezos.
-Claro, ahora que tenés novio las amigas no sirven mas…- dijo fingiendo enojo- Mentira Lizzie, yo también estoy cansada… vamos a dormir.
Puse un colchón en el piso, le agregué sabanas y un acolchado para que Van tenga donde dormir. Nos dijimos buenas noches y cerramos los ojos.
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