viernes, 13 de noviembre de 2009



Capítulo 3: Dulce, dulce primavera

“El sol estaba radiante, parecía feliz, hoy brillaba más que ningún otro día. Por ahí se chocó con un viejo amor…”- pensaba riendo- “Era un día hermoso, el inicio de la primavera. Las plantas comienzan a florecer. Es la estación más mágica del año. Tuve suerte de nacer en esta temporada tan alegre.”
Mi sobrinito Ignacio me abrazó.
-Nacho, ¿Qué te parece si vamos a caminar?- al preguntarle esto, el comenzó a dar saltos y a buscar un abrigo – Creo que eso es un sí.
Me puse un jean, una remera de mangas largas y un pulóver. Le avisé a mi hermana que lo llevaba a la plaza que queda a unas cuadras de mi casa, lo tomé de la mano y comenzamos a dirigirnos hacia la plaza. Caminamos unos cinco minutos, el me soltó la mano y salió corriendo. Cuando me estaba por enojar y regañarlo, volvió con una hermosa flor violeta y me la regaló, mi corazón se sobresaltó.
-Gracias nachito, es hermosa. Ahora cuando lleguemos a la plaza, si veo algún kiosco te compro algunos caramelos- le sonreí.
-Te quiero mucho tía.-
-Yo también, demasiado- parecía que la felicidad que sentía se contagiaba, porque ahora todo alrededor mío era cursi y hermoso. Ojala no se termine nunca.
Llegamos a la plaza, lo senté en una hamaca y lo hamaqué hasta las nubes. Estábamos tan felices, jugamos a todos los juegos de la plaza, corrimos y hasta que cuando nos cansamos compramos unas golosinas y nos tiramos en el pasto. Solo se me ocurrió decir: - Que hermosa que es la primavera ¿no?- y le hice cosquillas.
Luego de una hora volvíamos, como él estaba cansado tuve que llevarlo en mis brazos y sorpresivamente se durmió. Golpeé la puerta de mi casa.
-Creo que lo agoté- le dije a mi hermana sonriendo con ternura y exhausta.
-Mejor, justo lo iba a hacer dormir la siesta. Gracias Eli.
Cansada me recosté en mi cama, mirando el cielo raso. “Si lo perdiera, ¿podría amar así a otra persona? ¿Y si esta es mi última oportunidad? ”. Me recosté boca abajo. “No soy buena para aprovechar las oportunidades. Pero no quiero perderlo, ya lo perdí dos años y lo encontré, no quiero perderlo y extrañarlo nuevamente. Por ahí el destino, al ponerlo de nuevo en mi camino, quiere decirme que para que yo sea feliz, el tiene que estar en mi vida…” Piiiiiip, Piiiiiip, mi celular comenzó a sonar, era mi mejor amiga Vanessa. Recordé que le tenía que contar todo, que me lo crucé, que estaba muy feliz y que seguía enamorada de él.
- Hola Van, justo te iba a llamar para ir a conversar, tengo noticias inesperadas.
- ¡Liz! Dale vamos a adrogué y de paso juntamos flores que esta es la época mas linda para juntarlas. Jaja.
-¿Bueno que te parece en media hora? En la plaza de adrogué.
-¡¿Media hora?! Tan ansiosa estas por contarme tus novedades… mmm..... que habrá pasado.
- No te lo vas a imaginar, ahora te cuento. Creéme, te vas a morir de la sorpresa. Nos vemos en media hora.
- Hay Yama, ¿En qué te metiste? Ahora nos vemos. Chau.
-Nos vemos.
Dejé el celular en mi cama y me fui a bañar rápidamente. Es mi mejor amiga desde la secundaria, es una chica tan adorable, la típica chica que cuando la necesitas sabes que va a estar ahí siempre, la que siempre te saca una sonrisa, si esa era Van.
Me bañé, me puse una blusa blanca y unos jeans. Tomé mi cartera por si comprábamos algún helado o algo, coloqué dentro mi celular, conté las monedas para el colectivo, avisé que me iba y salí rumbo a la parada de colectivos. No esperé mucho, de hecho, casi pierdo el colectivo, por suerte pude subir.
Miraba por la ventanilla, pensaba la expresión de mi amiga al contarle, se sorprendería muchísimo y recordaría al instante, cuando yo le hablaba de él con tanto énfasis en la secundaria y cuando le hablaba tan tristemente de él esos dos años que lo extrañaba.
El viaje se me hizo muy corto. Llegué a la plaza y me ubiqué cerca de las hamacas, con Anita siempre para encontrarnos para salir a algún lado, buscábamos una plaza y para no buscarnos por todos lados, siempre nos encontraríamos junto a las hamacas. Mas que nada para no perder tiempo en buscarnos por todas las calles. Anita vino enseguida. La saludé.
- ¿Seguro que estás preparada para escuchar mis novedades?
-Hay dale Liz contáme que me das intriga. -
Me senté en una hamaca y Van se sentó en la hamaca de al lado.
-Ayer iba hacia mi primer clase de teatro en capital, no sabía bien donde quedaba y por eso llegaba tarde. Cuando vi la escuela fui corriendo y sentí que alguien me chocó.
-¿No será que vos chocaste a alguien?- dijo Van riendo a carcajadas.
-Eso es lo menos importante. Imaginarás que con botas taco alto, perdí el equilibrio al instante. Caí sentada en el pavimento y mareada. Un joven me estaba ayudando y disculpándose, cuando de pronto se quedo callado. Al verlo, me quedé totalmente helada…
-¿Quién era? ¿Un famoso?- dijo Van con asombro- Brad Pitt. Jaja
-Mejor que eso.
-¿Quién era?- dijo mas asombrada todavía.
-Aarón, de la secundaria.- dije mirando al cielo con una sonrisa expresándole mi felicidad.- era la última persona que me esperaba encontrar…
-¿De en serio? ¿Él? ¿Se mudó a capital? No te puedo creer. ¿Qué más te dijo?
- Le dije que lo había extrañado y que no se comunicó más conmigo. Me invitó a tomar un café pero estaba llegando tarde así que le dije que otro día… - Van me interrumpió.
-¡Hay Liz! Sos una boba, lloraste porque no lo veías como dos años y cuando te lo encontraste, lo dejas ir. Yo en tu lugar hubiera faltado a esa clase. Total era una clase, una falta, no es nada, dos años es mucho.
-No te conté todo… nos pasamos los celulares. Y luego de que mi clase terminara lo llamé por si a esa hora querría tomar un café conmigo.-
-¿Fueron a tomar un café al final?
-Si, fuimos, hablamos, me puse a llorar, en realidad, fueron pocas lágrimas…-
-¿Qué te dijo cuando te vio llorar? ¿Le dijiste que era su culpa?- ella no paraba de preguntar.
- Le dije porque lloraba, se disculpó y me dijo que iba a venir a mi casa para festejar mi cumpleaños con mi familia… porque le habían dado la bienvenida a la familia en mi cumpleaños.
- Me estas jodiendo, ¿Se acuerda de eso? Mmm… Para mí que el no dejo de pensar en vos…
-No sé, pero me dijo que fui una de las cosas que el extraño mucho. Como era él que no decía ni un “Yo también te quiero”, que me diga que me extrañó, no me pude sacar la sonrisa de la cara todavía.
- Si me imagino, ¿Y qué vas a hacer ahora?
- Realmente no tengo ni idea. Que la vida y el destino hagan lo suyo ¿no?
Piiiiiip Piiiiip.
-Liz esta sonando tu celular.
-Huy si.- abro la tapa de mi celular y me aparece que él me esta llamando, me inquieté- ¡es él!
-¡Atendé! ¡Hay Elizabeth!-
Atendí bien nerviosa.
-Hola, ¿Cómo andas?... no, no me molesta… ¿Qué pasa?... Si, estaba hablando con Vanessa acá en adrogué… ¿Hoy?... ¿A qué hora?... Bueno está bien… Gracias… ¿Dónde nos vemos?... ¿Cómo que me pasas a buscar por mi casa?... Pero… bueno… nos vemos… - corté y miré fijo mi celular.
-¿Qué te dijo?
- Que en dos horas y media me pasa a buscar por mi casa para ir a cenar.- contesté totalmente desorbitada. – No sé que me voy a poner.
- ¿Puedo ir a tu casa a ayudarte a preparar? Tranquila que antes de que él llegue yo me voy.
- Bueno ¡pero vamos ya!- Tomé mi cartera.
- Está bien pero no te apresures ¡todavía faltan mas de dos horas!
-¡No importá!- contesté ya desde lejos- ¡Dale!-
Y así a las apuradas, llegamos a mi casa en menos de veinte minutos. Pobre Van.
- ¿Por qué viniste tan apurada hija? ¿Te pasó algo?- contestó mi mamá preocupada.
- Le pasaron demasiadas cosas- contestó Van entre risas.
-Si, pero ninguna cosa es mala.- contesté yo, pegándole un codazo a Vanessa.
- ¡Contáme! ¡Contáme!- me dijo mi mamá ansiosa.
- Me llamó este chico, que en dos horas me pasaba a buscar acá, para ir a cenar.- le dije avergonzada mirando el piso. - Y Vanessa vino para ayudarme a elegir que ponerme. Dice que antes que él llegue ella se va.
-Está bien. ¿Querés tomar algo Van?- preguntó mi mama con amabilidad.-Pero no se tiene por qué ir, se puede quedar a dormir a esperar que vos llegues.
- Que buena idea, me quedo a dormir. Pero ahora no quiero tomar nada, gracias Tenemos muchas cosas por hacer. Liz mostráme tus mejores vestidos ¡pero ya!
-Las dejo trabajar tranquilas pero Vanessa avísale a tu mamá que te quedas- dijo mi mamá yéndose al comedor.

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