Era una sola vez, y luego otra más, planeando que sea la última. Era algo de unas veces, por desquite, por intriga o morbo. El plan ideado era así, de algo pasajero; ideado por mí, en base a las circunstancias.
Era una sola vez y decir adiós, y no esperar que te digan que te quedes o vuelvas. Lo esperé, traicioné mi plan. No llegó el "Quedate" pero lo obedecí, como si hubiera sido un pedido mudo.
Como siempre, conformándome. Cediendo cuando no tendría qué, cuando nadie me lo pide. Y luego llorar, porque me tiran a la basura, lo que doy con cariño. Pero no me lo pidieron. ¿Qué obligación tiene la otra persona de quedarse, y soportar, algo que ni siquiera te pidió?
Nunca me mintió, ni me pidió cosas que no quería. Solo me pedía noches de pasión y lujuria, y entrega. Feliz accedí, y no me arrepiento. Lo disfruté, y lo seguiría disfrutando. Ese es el problema.
Ahora ya no contemplo la idea de alejarme, de hacer la mía, de no mirar que él tenga otras mujeres y que no me importe. Ahora me importa. Ahora si o sí habrá sufrimiento, habrá otro adiós.
Y vuelvo a buscar en sus insulsas palabras, esperanza, donde no la hay. No es un hombre de los que aman. No le gusta amar, y que lo amen para el representa una carga. La compañía le resulta una carga, y el amor en sí. La vida se le escapa y no pretende frenarla, o cambiar su destino. No pretende incluirme en ella, ni a otra.
Quiere estar solo, con su amargura, su arte, su felino y sus mujeres abundantes. Quiere esa entrega que dura unos minutos y no para siempre. Le gusta el adiós de cada día luego de una buena noche.
Lo sabías, no se por qué te sorprende. Tenías que mantener el corazón lejos de esa cama. El trato era sólo entregar el cuerpo. Y lo quisiste. Aceptaste las condiciones de ese plan que vos misma ideaste, firmaste el contrato, que escribiste mientras él redactaba. Él no falló a su palabra, vos sí a la tuya.
¡Idiota! Lo queres; te gusta contemplarlo mientras vive sus tareas cotidianas, sin ocultar que quisieras pertenecer a ellas. Quisieras que te mire como a ninguna mira, no con ojos vidriosos y apasionados, pero con amor.
Pero el ya no tiene esa mirada, esos ojos se dilataron en su alma, cansados de ser ignorados y cegados, por la lujuria y el engaño de lo visual, de lo falso y efímero. Los ojos después de estar cerrados tanto tiempo ya no saben mirar, y vos queres que te mire, y que lo haga de verdad. Pequeña pretenciosa, el amor se busca en otro lugar.
No busques amor en esa cama. Ahí no lo vas a encontrar. Porque hace rato que no lo hay. Ni en su interior, ni en ese departamento, tampoco en su mirada, ni en su tacto. Todo atado con alambres, todo polvo. Efímero, atractivo, visual, apasionante; Se desvanece en horas, y al otro día, se vuelve otra vida. Adiós tu importancia, y te vas, con tu mochila, cargada de amor, para otro lado, aquí ya no sirves, aquí ya fuiste usada. Quizás otra noche.
Mientras vuelves a tu hogar, pensando, si será otra noche más, si debería serlo. Pensando si te hace bien, o mal. ¿Te hace algo realmente? ¿Algo no físico? ¿O solo son mas ilusiones burdas, y vacías de lo que "podría ser"?
No hay comentarios:
Publicar un comentario