Los objetivos son similares a los Transportes públicos. Los esperamos, los abordamos y sobre ellos nos relajamos hasta el próximo transporte; hacia el próximo objetivo.
Pero ¿A dónde nos dirigen esos colectivos, subtes, trenes? ¿A otro lado? ¿A un viaje en círculos sin significado?
¿Hacia nuestro hogar?
Ir desde un punto a otro de nuestra existencia. Tan simple como eso. Cambiar gracias a ellos y a nosotros, para bien y para mal. Nunca volvemos a estar exactamente en el mismo lugar.
Entre objetivos y otros objetivos; entre los que tomamos y los que dejamos pasar. Entre los que hacemos nuestros y los que compartimos con otros. Nunca perseguimos totalmente solos un objetivo, siempre hay otros pasajeros; la idea está en no tomarlos como competencia, sino que como compañía.
No tomarlos como algo a sobrepasar, sino como excusa para sobrepasarnos a nosotros mismos.
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