No existe el amor imposible.
Existe el amor que no tiene que ser.
Lo cual no quita que duela como si el mismísimo Satanás
te haya atravesado el pecho con su tridente y lo retuerza de un lado a otro,
sin compasión.
Mi pecho sigue sangrando,
pero sigo moviéndome, y no planeo frenar,
en ningún paso del camino.

No hay comentarios:
Publicar un comentario