Odio ver como te carcome el dolor, sabiendo que sos uno de los hombres mas buenos que conocí.
Me haría pasar por mártir, para sufrir el peso de tus hombros, lo merezco más que vos.
Ya vimos como coincidimos, como nuestras charlas parecen haber sido escritas,
ya hablamos sobre la comodidad de nuestros besos y caricias.
¿Por qué necesitamos excusas, Príncipe? ¿Por qué no podemos solo vernos sin motivo?
¿A qué le tenes miedo?
Yo camino a un costado de tus huellas, se que necesitas eso, un espacio para superar,
y aprender a estar solo de nuevo. No se como, pero se que necesitas eso.
Y eso es lo que me mantiene hundida en esta historia, su particularidad, te vi solo cinco veces distribuídas en cuatro años,
los dedos de una sola mano, en toda mi vida... Pero aún así te conozco más que a cualquiera,
te quiero más que a cualquiera. Vos también lo notaste, esa conexión invisible, omnipresente.
Hasta elijo con cuidado cada palabra que te dedico, siempre me decís,
que los príncipes no existen, ni los azules, ni los oscuros; y que sos sólo vos,
pero eso es tan suficiente... Te esperé un tiempo, y podría esperarte más.
Pero no voy a esperar.
Solamente voy a construir mi vida, mis actividades, mis amistades; Sin olvidarte, claro está.
"Si tiene que ser será" Mi intuición te quiere, debo decirte, mi querido Príncipe.
Tengo tantas ganas de besarte otra vez, y de repetir todo otra vez.
Quiero que termines mis frases sabiendo lo que voy a decir, y que me cantes Coldplay.
Quiero que volvamos a hablar de arte, de escritura, de música, de lo mucho que nos gustan nuestros besos.
Pero voy a esperar sin esperar, porque la intensidad de ese deseo es muy fuerte,
y mi intuición es la garantía.
No tengo miedo de quererte, Principe, porque ya lo hago.
Porque quizás siempre lo hice.

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