La grandeza de mi alma no se resume en los confines terrenales.
En la oscuridad veces no se percibe, hasta que el ojo se acostumbra a la ausencia de luz,
y allí por fin, después de unos segundos, admira la luz espiritual,
la energía real, y la única que vale.
Es solamente aguantar, un poquito más,
hasta que todo mejore, hasta que la niebla se va.
Todos podemos, si es que tenemos,
alguien que nos lo recuerde de verdad,
que lo malo se queda por cuanto uno lo deja estar.
Se que duele, se que pesa,
se que es un sentimiento de no respirar.
Pero todo eso pasa, no dura más,
que un abrazo amigo, que todo hace alejar.
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