martes, 21 de junio de 2011

Vista al horizonte ¡ME HACES FALTA!


De éste camino ya estoy harta. Quizás no del camino en sí, pero sí de las cosas que cruzo con él. Es como cuando vas acompañado caminando, con alguien como vos Anita, mi hermana de la vida. Vamos caminando y todo tiene color, todo tiene color. Y en eso, ¡Plaf! Apareció un príncipe que hizo unas payasadas y yo sonreí. Caminaba en un camino paralelo al nuestro, pero juntos, separados. Lo miraba, hablaba con vos de todo lo que observaba de él... Miraba el cielo e inventaba mil colores distintos. Creía que ésos momentos eran infinitos, pues así los sentía. Él sonreía, yo lo abrazaba... ¿Qué Dios sería tan cruel para arrebatarme algo tan increíble? Pues, el unico que hay parece. Y así, que juntos y separados seguíamos... Poco a poco me acostumbraba de cada sonrisa, cada gesto, cada mirada... Cada tanto el príncipe daba un giro que llenaba mi camino de flores y todo el paisaje cambiaba. Tenía la varita mágica que me hacía ver todo diferente. Y de pronto, de un día para otro, su camino dobló en una esquina y el mío seguía derecho. Mi cuerpo se puso gris... Mi pelo gris, mi ropa gris, mis lágrimas eran grises, el paísaje que veía, los recuerdos, todo mi mundo. Y tus colores amiga, me salvaron. Ahora sigo, colorida como antes excepto en donde está el corazón, toda esa zona se encuentra como la dejó ése príncipe. Ése sentimiento, tan inalcanzable, imposible, improbable... Éso de detener el tiempo, de estirar un momento para siempre... Éso que no se puede dejar cuando se conoce. Apagar mi amor por el príncipe es como intentar alejar un huracán soplando muy fuerte. Quizás no te pienso tanto, y sigo caminando. Pero esa sensación de vacío, ése escalofrío cuando alguien te nombra o me hace recordarte. Ésa necesidad siempre presente de abrazarte una vez más... Me detengo en el camino mirando hacia atrás, veo el paisaje colorido y lloro. Quiero volver sobre mis pasos y reencontrar los tuyos. Es como estar celosa de mí, pensando en cuando estaba contigo. Anita me toma de la mano y tira, "Vamos, ya está" me dice... Mis lágrimas siguen grises el resto del camino, cuando caen en él, tiñen todo con su tristeza. Abrigame. Abrigame con tus colores otra vez. Y decime "gracias por necesitarme". Para que así te mire sonriendo y te diga gracias por venir...

Por las dudas, cada tanto volteo para ver que eso se haga realidad... A ver si de tanto rezar un milagro ocurre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario