Y parecía siempre tan lejano, como todo. Y parecía algo imposible que a la vez todos asumimos. Nos pusieron a todos, juntos, sin poder opinar siquiera si nos gustaba ese Jardín o ese Colegio. Simplemente, pum, ahí nos dejaron. Ahí, en ese patio, en esas canchas, el salón, las aulas, el gimnasio, el campo. En éste gran espacio, crecimos. Aprendimos a pensar, a conversar, a pelear con un fundamento, a hacer amigos... que son para siempre. Aprendimos, aún más de lo que estipulan los bolentines. Todo eso que aprendimos, lo tenemos que rendir de por vida, en un examen que dura hasta la muerte, y no tiene calificación. Así que, se va Junio... Afilá los lápices... porque falta poco para empezar la verdadera y única prueba... Vivir por nuestra cuenta.
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