sábado, 24 de enero de 2015
Quizás el único pecado del artista,
es vivir en el exceso.
Exceso de tristeza, exceso de felicidad.
Exceso de amor.
Exceso de sueños.
Exceso de colores.
Exceso de monocromías.
Exceso de pretenciones.
De tantos excesos, de tanta masa invisible moviéndose a su alrededor, uno queda estático.
El cuerpo no se mueve pero la mente rueda, corre, camina en linea recta y dobla, y sigue.
La mente está cansada, aunque el cuerpo duerme. El cuerpo duerme pero la mente no se apaga.
El corazón le dicta su testimonio de siempre, y la mente anota, y responde, y le envía una y otra vez soluciones, que nunca serán realizadas. Porque cuando uno decide no querer estar mejor, nada ayuda.
Uno se baja del tren y espera en la estación a que nada pase. No planea subirse a otro tren. Solo quiere respirar, en silencio, en soledad. Solo quiere darse cuenta que a pesar de los viajes, a pesar de las penas, uno está vivo.
Y quizás cuando ese momento se realice, con una mente sana, uno este preparado para elegir su camino, y aceptar las trabas, y poder tener la salud para superarlas con amor y valentía. Como se debe vivir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario