jueves, 27 de noviembre de 2014

Parecés de buenas intenciones



Esta repentina tranquilidad quizás sea,
el tan reconocido "ojo de la tormenta",
de mi tormenta, mi caos, mi vida.

O acaso, esta calma es solo un biombo,
que solo enmascara mi verdadero sentir,
mi real amor imposible, el que siempre va a vivir.

Odio que lo imposible siempre se sienta más,
nos haga pensar más, extrañar demás...
sufrir, recordar, lamentarnos, y continuar...
Pero solo pensando, que no tenía que ser así.

Odio ese sentimiento. Odio no poder ser feliz con quien puedo.
Me hiere pensar que no puedo ni podré,
ser nunca feliz con quien amo, con quienes amé,

Quizás, si haces las cosas bien, si me cuidas,
si me querés...
Quizás pueda volver a confiar, volver a amar.

Sólo que es una promesa que no puedo hacer,
y mi día a día consiste,
en ver que pasa, y rezar que así sea,
en querer ser feliz.

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