lunes, 18 de marzo de 2013
Hablaba en tercer persona, para no sentirse tan triste
Ella miraba angustiada, el hueco entre las cortinas luminosas del día,
suspiraba sabiendo que su semana iba a ser bastante ajetreada.
El estudio y el trabajo le dejaban solamente el tiempo suficiente para dormir,
ella era estúpida, creía que el mantenerse ocupada con responsabilidades,
le quitaría del pecho el sentimiento, de que si seguía sola,
con la sospecha de que nunca estaría acompañada y de que nunca lo estuvo...
Iba a terminar autodestruyéndose hasta los huesos,
terminaría con su vida la simple idea de permanecer sola otro minuto.
No quería admitirlo, ni así misma,
no quería además del sentimiento, tener el conocimiento y la certeza,
de que podría estar sola por siempre. Sola.
Quería un abrazo, un beso, el atarse a este mundo de algún modo,
no buscar un mundo alternativo para ignorar la simple soledad.
Ella hablaba en tercera persona,
para no sentir esa tristeza devastadora,
que en realidad ya sentía,
solamente no quería asumirla,
no quería saberse triste, no quería.
"Dale un mordisco a mi corazón esta noche."
Quiero que me comas, antes de que mi soledad me devore.
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