lunes, 11 de febrero de 2013

Conocerme a mí antes de conocerlo a él

Tengo un talento especial para no enamorar nunca absolutamente a nadie.



Me encantaría tener la certeza, de que algún día, 
mis palabras sean las brasas del fuego en el interior de alguien,
mis ojos sean la solución que esa persona espera,
que sienta deseos de abrazarme, de tenerme cerca.

Un incendio abrasador nos envuelva,
no pido un final feliz, pido una historia eterna,
sobrevolando muertes y vidas,
tachando calendarios, agujas frías...

El destino quiere que aprenda a vivir sola,
quiere que me conozca, que me enamore de mí misma,
desea que deje mi dependencia y forme fuerzas...
La mágia agridulce del amor, no es para cualquiera.

El día que los dioses y lo glorioso,
lo desconocido, lo que está detrás de todo,
puedan observar que estoy lista, que me tengo,
que me conozco... Van a mover los hilos...

Los hilos que manejan los caminos del destino,
y así ese día, cuando la idea se fugó de mi cabeza,
va a aparecer en frente mío, ese caballero que ya no esperaba,
quien va a saber como enamorarme, y si algo sale mal, a curarme.

Voy a ser auto suficiente, pero aunque no lo necesite
voy a quererlo a mi lado, y así, todo este tiempo,
en mi interior, va a valer algo.

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