Amo profundamente ver sonrisas en los transportes públicos,
o que gente desconocida se ponga a hablar de la nada.
Es como una evidencia irrefutable de que, quizás, solo quizás,
en el fondo de su corazón, todas las personas guardamos cariño,
tanto, que a su vez, luchamos por esconderlo cuando vamos por la calle.
No luchen más.
Yo no lo escondo y amo sonreír en medio del colectivo,
del tren, de la calle.
Amo demostrar que tengo una vida que adoro, que aprecio, que vivo.
Asi que, si me ven en la calle, y no me conocen.
Sonrían. Y eso, ya habrá cambiado totalmente mi día.
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