jueves, 15 de marzo de 2012

Sometimes when you lose. You win.

Hoy razonaba, acorralada entre muros de desesperación,
sobre la mejor manera, si es que la hubiera,
de borrarte, sacarte, exiliarte de mi interior.
Tus posiciones variaban, estabas por todo mi cuerpo.
Por momentos te sentía en las cosquillas de mi estómago,
en sus idas y vueltas, sus sacudidas y su quietud.
Otras veces te infiltrabas en mis pensamientos,
como quien entra sin ser llamado, como a quien llaman y nunca llega.
No faltaba día en el cual no juegues con mis ojos,
que en todos lados algo tuyo divisaban, a la distancia mas lejana,
o a la distante cercanía.
Solías pasearte por mi garganta,
cuando tu nombre como un eco, gobernaba.
Esbocé un puñal con decisión semejante,
a cuando decidía resurgir de la timidez e ir a hablarte.
Lo tomé con fuerza, como la que simulé tener aquel día,
donde sin palabras concisas,
en el ambiente un adiós se percibía.
Comencé a buscarte, cortando, abriendo heridas,
tenía que encontrarte, para abrirte una salida.
Me sentía débil y pensé, donde era que te escondías,
si rasguñé cada parte de mi cuerpo, y mi alma, y no te veía.
Recordé que sabía que nosotros eramos,
uno para el otro,
nunca admití que quizás siempre fue una mentira.
Porque convivir solo con tu autosuficiencia, a vos te servía.
Comprendí que para sacarte de mí,
bastaba solo una movida,
apunté a mi corazón que cada vez,
más y más lento latía.
Si no había más "YO" ningún "VOS" en mí entraría.
Te pensé una vez más, la última,
e introducí en mi pecho la cuchilla, y supe,
que las heridas del alma tanto tiempo vividas,
dolieron cien veces más que aquellas
de mi cuerpo, hoy,
sin vida.


Carta suicida - Producción mía :)

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