jueves, 8 de diciembre de 2011

Adiós Regina High School






































































































































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"No ser otro sino tú mismo en un mundo que está haciendo todo lo posible día y noche,
para que tú seas alguien distinto...
Significa librar la más dura batalla que cualquier ser humano pueda librar.
Y nunca dejar de luchar".
E. E Cummings





¿Qué puedo rescatar de mi secundaria? Bueno, obviamente lo primero que se me viene a la cabeza son las personas hermosas que no salen de abajo de las piedras y hay que buscarlas. Esas personas que te hacen sonreír, que sabés que te cuidan la espalda, que te cagan a putiadas, y que te pegan como si fueras su hermana. Aquellas personas que recibían mi abrazo y me regalaban otro. Los que hicieron tan livianas mis mañanas, y tan soportables. Quienes me tiran la posta, buena o mala. Las que se preocupan por mí siempre y ya no saben que hacer por mí, siendo tan terca. Esas personas que me dijeron egoísta, caprichosa, pesada, boluda. Las que también me animaron. Las personas que hacen falta en una vida para que sea linda. Esas que se sentaban adelante mío, atrás, al lado y lejos al fondo. Esas personas que me bancaron en todas, y me defendían cuando ni yo lo hacia. Ellos, ellas, los primeros que rescato de mi secundaria. Porque la secundaria termina, no vuelve, pero esas personas, son permanentes. Se que las voy a tener siempre, y eso es algo muy profundo e importante. Dentro de ellas se guardan los recuerdos que compartimos y recordaremos juntos, tambien hay sonrisas que no caducan de chistes que perduran siempre en el tiempo y abrazos cálidos que van a estar en cualquier noche fría. Gracias por todo eso, se los digo hoy y se los voy a decir siempre.

Ahora en lo personal. Hasta recién estuve quejándome y diciendo que no veía el día que esto llegara y que no quería ver más a nadie. Que sufrí demasiado y todos son falsos. Que no rescato nada de las personas que me basurearon todos estos años. Pero entonces, al escuchar esta frase de E E Cummings, lo entendí. Todos estos años sufrí una presión constante, para cambiar, para ser distinta, para pensar igual que ellos. Y más alla de ello, no cedí. Si, lloré, sí, me sentí de una manera horrible y sin salida. Pero no cambié. No los deje vencer y les gané. Mantuve mi personalidad. Sigo siendo yo, aunque muchas personas y muchos actos estuvieron contra ello. Soporte gritos que dolían como cuchillos clavándose en el alma. Miradas que dolían en los ojos cuando las mirabas. Chistes que eran creados para construir carcajadas que herían. Llegué a sufrir golpes, mínimos pero golpes. Vi en los ojos de las personas que conozco desde los tres años, un profundo rencor por ninguna razón aparente. Vi levantarse ante mi, una ola de odio y devastación. Aprendí sobre cómo una persona sin saber de un acontecimiento, rápidamente se pone una camiseta, y lo primero que hace es identificar un oponente a destruir. Descubrí que la gente destruye, odia, lastima, y aún así no se siente culpable, y que casi siempre, eso los convierte en una persona que está por sobre los demás, porque se lo permiten. Vi maldad pura, vi sufrimientos innecesarios, más todo lo anterior. Y hoy , que salí oficialmente a vivir la vida, su lado malo no me puede sorprender, porque ciertamente ya lo conocí. Si una persona sobrevivió a todo eso, tal como era... Me puedo quedar tranquila que la vida no me cambie, y logre ser, más allá de las adversidades, la persona que quiero ser. Y eso, mis queridos amigos, es el mayor triunfo que se puede obtener, "Ser quien uno quiere ser".

Les deseo eso a cada una de las personas que vivieron conmigo, no contra mí, estos trascendentales años, días, mañanas, noches, horas, minutos, segundos... y los que viviremos.

Los adoro, desde el fondo de mi corazón y les deseo lo mejor.



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