sábado, 10 de julio de 2010

Parece que haberme acercado,
a darte ese abrazo corto e improvisado,
hizo que te recuerde que, como siempre, aqui estoy...
Me hablás, me preguntás y me encantás,
quizás uno de estos días te pueda ser sincera,
con respecto a mi miedo de no volverte a ver.
Pero voy a esperar un poco,
mirá si al hacer eso, arruino el ambiente de simpatía.
No quiero precipitarme ni cansarte,
lo último que quiero es molestarte.
Amo nuestras charlas cibernéticas,
amo tu sonrisa, amo tu voz..
Es que te amo, no me cuesta entenderlo,
pero no es nada fácil decirlo.
Si para no perderte, si para no verte más,
tengo que llamarte cuando camines lejos, y gritarte
¡Te amo! ¡No te vallas así! ¡Sin decirme un hasta luego!
Lo haré, sólo espero que en ésta guerra,
no gane la cobardía, que no me gane el miedo.
Después de todo, desde que te conocí,
siempre aprendí, a tomar valor.
Aprendí a ser valiente, correr riesgos,
por tí, por ello,
Sólo correré éstos riesgos POR Tí.
Aunque te abrace temblando,
aunque termine llorando,
no quiero preguntarme "¿qué hubiera pasado?".
Quizás decir "Te amo" sea mejor que preguntarme
éso luego, que sólo conformarse con imaginar y llorar,
gastando mi tiempo imaginando otro final,
que nunca fué, ni será.
Si quiero cambiar el final, por el comienzo,
debo empezar a cambiar.
Si el miedo le gana a mi amor,
quiere decir que nunca tubo tanto valor.
Después de todo, si tanto te necesito,
no dejaría que te vallas así como si nada,
sin intentar todo, sin arriesgar todo,
ese todo que nunca fué nada,
que nunca fué.

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