El viernes exploté, no pude soportar más. Soy tan débil, no estoy conforme con nada, ni de mí ni de los demás. Cada día se me notaba más la debilidad, no soy fuerte, años de acumular críticas, tampoco soy impune a las opiniones. No me gusta defenderme, ni discutir, ni intentar callar sus críticas. Porque quizás en mi interior, yo me hago las mismas críticas o peor, entonces al escucharlas de alguien más, me las tomo muy enserio y eso me duele. No me importa de quién sean, así sea el payaso de la clase. Son críticas y yo las veo veridicas. Y si le digo a alguien lo mal que me siento, me siento una exagerada y siento como si quisiera dar lástima. Pero de verdad me siento mal, triste, no tengo ganas de nada y no se por qué. Ya perdí hasta las ganas de llorar. No tengo energía para nada, y duermo mucho. Te ví el viernes mi Príncipe, te saludé y me sonreíste, cada día me vuelvo a enamorar de vos. Me alegraste el día, se notaba, hasta que, bueno, me empezaran a molestar mis compañeros por otros motivos. Hasta si quisieras estar conmigo, me daría pena verte junto a mí, pensando en todas las chicas maravillosas y sin tantos defectos que te querrían. Ningún Príncipe me va a salvar de ésta. Debería poder ayudarme sola, pero creo que voy a pedir ayuda. Es demasiado para mí, me sobrepasa. Parece como si estuviera enferma, hoy no comí casi nada, simplemente no tenía hambre. Pero no puede ser que todo el tiempo esté triste o sienta que algo me falta...
lunes, 21 de junio de 2010
¡Atención: Frágil!
El viernes exploté, no pude soportar más. Soy tan débil, no estoy conforme con nada, ni de mí ni de los demás. Cada día se me notaba más la debilidad, no soy fuerte, años de acumular críticas, tampoco soy impune a las opiniones. No me gusta defenderme, ni discutir, ni intentar callar sus críticas. Porque quizás en mi interior, yo me hago las mismas críticas o peor, entonces al escucharlas de alguien más, me las tomo muy enserio y eso me duele. No me importa de quién sean, así sea el payaso de la clase. Son críticas y yo las veo veridicas. Y si le digo a alguien lo mal que me siento, me siento una exagerada y siento como si quisiera dar lástima. Pero de verdad me siento mal, triste, no tengo ganas de nada y no se por qué. Ya perdí hasta las ganas de llorar. No tengo energía para nada, y duermo mucho. Te ví el viernes mi Príncipe, te saludé y me sonreíste, cada día me vuelvo a enamorar de vos. Me alegraste el día, se notaba, hasta que, bueno, me empezaran a molestar mis compañeros por otros motivos. Hasta si quisieras estar conmigo, me daría pena verte junto a mí, pensando en todas las chicas maravillosas y sin tantos defectos que te querrían. Ningún Príncipe me va a salvar de ésta. Debería poder ayudarme sola, pero creo que voy a pedir ayuda. Es demasiado para mí, me sobrepasa. Parece como si estuviera enferma, hoy no comí casi nada, simplemente no tenía hambre. Pero no puede ser que todo el tiempo esté triste o sienta que algo me falta...
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